La automatización eléctrica del hogar es aún un ámbito por explorar y supone multitud de oportunidades par todos los actores del canal de suministros eléctricos.
Como usuarios plenamente inmersos en la transformación digital, a día de hoy no nos sorprende encontrar en el mercado vehículos dotados de equipamientos tecnológicos y de automatización eléctricos, hasta hace pocos años impensables: control de velocidad, conexión bluetooth, asistente para aparcar con cámara 360º, distribución electrónica de frenado, son sólo algunas de las mejoras que la revolución tecnológica ha traído a nuestras vidas.
Sin embargo, incorporar este grado de automatización eléctrica a nuestros hogares, es aún una tarea pendiente para el sector. Esto nos lleva a pensar que el próximo paso será convertir al hogar en el foco de numerosos actores. La «smarthome», una casa inteligente u hogar conectado, es aún un mercado por explorar que se estima que alcanzará los 6.000 millones de euros en los próximos cuatro años en Europa, según algunos expertos.
En este sentido, grandes operadores como Google o Apple, o compañías energéticas como Endesa, están ya dando sus primeros pasos para explorar ese campo que ofrece un enorme potencial de negocio.
A esto se une que empresas de seguros, compañías de telecomunicaciones (que ya están presentes en los hogares con servicios multimedia), fabricantes y otras corporaciones como las grandes superficies persiguen llegar al último reducto del consumidor, su casa, porque allí se encuentran oportunidades derivadas de convertir el entorno familiar en una red de equipamientos conectados, con mayor o menor inteligencia.
Nos hallamos pues, ante un territorio inexplorado como multitud de oportunidades para explorar en el sector del suministro eléctrico, quedando por definir aún la capacidad del sector para ofrecer servicio en este campo.